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El verdadero coste de los daños
El impacto medioambiental total de cada pedido de comercio electrónico es la suma de muchos factores diferentes. Los recursos de fabricación, el envase primario, la distribución y el ciclo de envío forman parte del impacto total. Pongamos como ejemplo una tablet: el ciclo de envío (el recorrido desde el centro de distribución hasta el consumidor) representa el 2 % del impacto medioambiental total de dicho producto. De ese 2 %, los materiales de embalaje representan el 15 % del ciclo de envío. Eso equivale al 0,003 % del impacto medioambiental total.
No parece que haya mucho margen de mejora en cuanto a sostenibilidad, ¿verdad? Pues no es así.
Si una tablet se rompe durante el ciclo de envío porque la protección que ofrecía el embalaje no era la adecuada, el impacto medioambiental de esa tablet se duplica.
Los recursos utilizados para fabricar un recambio, enviarlo al consumidor y devolver el producto roto pueden duplicar el impacto de la sostenibilidad de un producto.
A menudo, evitar daños es lo más sostenible que puede hacer un fabricante cuando envía sus productos.
Muchos fabricantes están dispuestos a aceptar “pequeños” índices de daños del 1 % al 3 %. Puede parecer que es inevitable tener que aceptar estas cifras, pero no debería ser así. Cada producto dañado no solo comporta un desperdicio innecesario de recursos medioambientales, sino que también daña la relación con el cliente. Un fabricante de electrónica vendió más de 44 millones de tablets en 2018. Si hubiera aceptado un índice de daños del 1 %, significaría que hubiera aceptado afrontar el riesgo de perder 440 000 clientes y duplicar la repercusión medioambiental de esos 440 000 artículos.
Nuestros Centros de aplicación de embalaje se dedican a diseñar y probar una solución de embalaje de protección que garantice un ciclo de envío seguro y sostenible.