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Sealed Air invierte en tecnologías avanzadas para garantizar más y mejores opciones para el reciclaje del plástico.
La propia naturaleza del plástico flexible —que es ligero, fuerte y flexible— es precisamente lo que hace que sea más difícil de reciclar que los materiales rígidos como las botellas de PET o los cartones de leche de polietileno. La mayoría de las plantas de reciclaje modernas usan un proceso conocido como reciclaje mecánico, mediante el que los plásticos rígidos se clasifican, limpian, trituran y funden, y se les vuelve a dar forma de pellets de plástico. En cambio, los plásticos flexibles a menudo acaban en las plantas de reciclaje, un destino equivocado para su proceso de reciclaje, si es que llegan a reciclarse alguna vez.
El embalaje de plástico es cada vez más necesario para el comercio global y, en cambio, la cantidad de plástico reciclado cada año está disminuyendo. El mercado sigue mostrando signos de debilidad para los plásticos reciclados con procesos mecánicos, y las plantas de reciclaje que no obtienen rentabilidad con sus operaciones están echando el cierre. Actualmente, en el mundo solo se recicla aproximadamente el 14 % de todo el plástico, y la mayoría procede de estructuras rígidas como botellas de agua de PET y envases de leche de HDEP.
Por lo general, las plantas de reciclaje mecánico no procesan los plásticos flexibles porque la propia naturaleza que los hace necesarios (son fuertes y flexibles) hace que materiales como los films y las bolsas se puedan enrollar en las cribas de clasificación y obstruir las máquinas. Si esto ocurre, el procesador tiene que parar la línea hasta que las cribas se desatasquen, una tarea que implica riesgos para los empleados y que se traduce en pérdida de beneficios y productividad diarios.
Los plásticos sometidos a reciclaje mecánico suelen perder las características de rendimiento que tenían como materiales vírgenes, por lo que no se les puede dar la misma función que tenían originalmente. Esto también supone que la mayoría de los plásticos solo se puedan reciclar con el proceso mecánico una o dos veces, de modo que incluso el plástico reciclado puede acabar en el vertedero.
Los plásticos flexibles son fundamentales para el embalaje. ¿Cómo podemos entonces encontrar el equilibrio entre las crecientes demandas del comercio global y la necesidad de suplir las carencias de nuestra infraestructura para el tratamiento de residuos? La solución está más cerca de lo que imagina: la nueva tecnología de reciclaje avanzado, o reciclaje químico, transforma cualquier tipo de plástico usado en un plástico circular con las mismas propiedades que en su estado original.
El reciclaje químico es una prometedora tecnología nueva que va a experimentar un crecimiento a escala. Actualmente, la mayoría de programas son pequeños o regionales. Los consumidores llevan los materiales desechados a puntos de recogida específicos, como tiendas de alimentos o comercios. Los plásticos de estos puntos de entrega se recogen, clasifican, consolidan, embalan y transportan a una instalación de reciclaje avanzada.
Allí, los plásticos se disuelven o se descomponen con calor en sus elementos de composición química básicos, normalmente en formato de aceite. Ese aceite, a su vez, puede utilizarse de forma similar al crudo virgen en el proceso de creación de nuevos plásticos. El reciclaje químico admite toda una selección de embalajes de plástico flexible y el producto resultante del proceso ofrece idénticas propiedades de seguridad y rendimiento que los materiales plásticos vírgenes, sin el uso de nuevos refinados del petróleo.
Los plásticos pueden pasar por el proceso de reciclaje químico infinitas veces sin deterioro del rendimiento del material, e incluso pueden usarse para los alimentos. Por todo esto, apostamos por el reciclaje químico como el futuro del embalaje sostenible en una economía circular. Aún nos queda camino por recorrer, y Sealed Air está invirtiendo en proyectos de tecnología de reciclaje químico.
En agosto de 2020, Sealed Air anunció una inversión de capital en Plastic Energy Global, una empresa que quiere expandir el acceso al reciclaje químico a nivel global con la construcción de 50 plantas nuevas en los próximos 10 años. Con el objetivo de procesar 300 000 toneladas de desperdicios plásticos para 2025, Plastic Energy ofrece una plataforma tecnológica que evitará gran cantidad de vertidos plásticos, además de ofrecer materias primas para la creación de plástico sin tener que usar petróleo.
En Sealed Air, sabemos que, aunque el plástico flexible es la mejor elección para diversas aplicaciones de embalaje, reducir los desperdicios plásticos es un problema que no se puede solucionar sin ideas nuevas ni tecnologías innovadoras. Queremos plásticos reciclados mejores, más limpios y más viables para nuestros productos, para que nuestros clientes puedan ofrecérselos a los suyos, y estamos invirtiendo en los medios para empezar a cerrar el ciclo.